lunes, 23 de agosto de 2010

La vida debe prevalecer sobre la belleza, ¡oooléé!

Antonio Campillo Ruiz, “El Bamboso”

Desde siempre me han gustado los toros. Me han gustado como animales bellos, poderosos y también cuando defienden su vida en el albero de la plaza. Siempre me han gustado las corridas de toros.

El día 28 de julio de 2010, mediante de una votación de políticos, en el Parlamento Catalán se aprobó la reforma de la Ley de Protección de Animales por la cual, a partir del día 1 de enero de 2012, se prohibirán las corridas de toros y los espectáculos taurinos, o de otra naturaleza, en los que muera un animal en toda Cataluña. Hasta aquí la noticia. Veamos algunas consecuencias de ella.

1 – Muchos conciudadanos pueden pensar que una decisión política sobre tan “peculiar tema social” en un parlamento autonómico es, cuanto menos, extraña. Para muchas personas, el Poder Legislativo debe favorecer la gobernabilidad y ocuparse de asuntos “más trascendentes”. Bien, creo que este es un asunto trascendente por su repercusión social. El Parlamento Catalán no ha realizado ninguna aberración política. Se ha limitado a cumplir con el mandato que le han manifestado muchos ciudadanos que presentaron en su registro el adecuado escrito con los apoyos necesarios para que se legislara. Ha seguido la tramitación correspondiente y, tras ella, ha votado con más libertad de la usual ya que los partidos políticos han dejado absoluta libertad para que los parlamentarios votasen según su opinión y no según un proyecto político. Este tipo de votación, que se debería dar con muchísima más frecuencia en los parlamentos nacional y autonómicos, ha querido poner de manifiesto la “no intromisión de la política” en un asunto de carácter meramente social. No lo ha conseguido. La votación y su resultado se están y estarán durante mucho tiempo politizando para beneficio, cortina de humo o perjuicio de unos u otros.



2 – El mayoritario partido de la oposición, nefasta, pero oposición al fin y al cabo, posee grandes lenguas afiladas entre sus filas que critican, con mayor acritud incluso que al Presidente del Gobierno que ya es decir, la mencionada votación. Estoy convencido del desconocimiento de la llamada “fiesta nacional” (por cierto, ¿saben ustedes que solamente existe una “fiesta nacional”? Si, es la que se celebra el día 12 de octubre, “…día que simboliza la efemérides histórica en la que España inició un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos.”, Ley 18/1987) por parte de muchos de los adeptos a la misma en estos días. La inmensa mayoría de salvafiestasnacionales no saben lo que es un “natural desmayao”, quizás el más bello de los muletazos que se hayan inventado para que la unión de hombre y bestia se escenifique con toda su belleza. Pero, siempre hay un pero…, como hay que defender la fiesta… apoderarse de su pomposo nombre de “nacional” aunque legalmente sea incorrecto…, o mejor…, como hay que ir contra Cataluña…, pues se defiende lo que se tenga que defender aunque se desconozca. Es la irracional argumentación que día tras día estamos sufriendo en cualesquiera de los temas importantes de esta España que es de todos, ¿saben? D-E T-O-D-O-S ¡Huy, cuanto les duele que se diga esto! Y me pregunto ¿por qué? ¿Por qué estos salvapatriasfesterosnacionales se enfadan porque un español dice que es de España con orgullo? ¿Solo pueden ser buenos españoles ellos? Si, será eso. Por este motivo es por lo que oigo de vez en cuando argumentos como este: “Yo ya no les compro las materias primas a los catalanes, ¡faltaría más! ¡Ahora se las compro a los franceses y a Cataluña que la zurzan!” (Oído y presenciado en el municipio de Santomera, Siscar y Matanzas el día 15 de julio de 2010). ¡ELEEE! ¡Bien dicho conciudadano! Este si que es español de verdad y además con carnet. La irracionalidad está alcanzando cotas inigualables.

3 – Creo que ningún tiempo pasado fue mejor ni peor, fue simplemente distinto y transcurrió según el devenir social del momento arrastrándonos en ese proceso. En etapas pasadas, el sentimiento social del espectáculo taurino era vivido con una intensidad distinta que en la actualidad. Primaba la belleza de una “verónica”, “rebolera” o unas “chicuelinas corrias” sobre el espectáculo en si. No se ponía atención a la sangre, ni la gente poseía el sentido de vida que posee en la actualidad, solo existía el arte del capotazo o la faena de muleta bien ligada. En épocas más lejanas en el tiempo y según mi apreciación personal, el único objetivo del “matador”, que no torero, era ese, matar, matar al toro. Y para eso se le preparaba, únicamente para eso. Poco a poco la belleza de la “faena” se fue imponiendo y al matador se le empezó a conocer como “torero” que, tras una lucha de engaño y poder, acababa con el espíritu mismo de la fiesta, el toro.

Nunca me ha gustado la sangre. Decir esto a “un entendido” en toros es un insulto: el toro ha de echar sangre, se le debe picar para que humille, debe sentir el dolor y seguir sangrando para debilitarle. Una verdadera salvajada impropia de personas conscientes de su poder frente a un animal indefenso y asustado. Esto es lo que ha llevado a “la fiesta” a su estado actual: la conciencia social de la vida contra la muerte cruel e innecesaria. Y, bajo este punto de vista, estoy totalmente a favor de no matar toros cruelmente. La vida debe ser una luz que prevalezca sobre la belleza o cualesquiera otra forma de entretenimiento o pasatiempo. Y digo esto a pesar de guardar muchos episodios en mi memoria que han ido componiendo un rincón de tensión, emoción y delicadeza sublime del arte de la tauromaquia.

4 – Cuando el Parlamento de las Islas Canarias, en 1991, legisló exactamente igual que lo ha hecho el Parlamento Catalán y con el voto favorable de ese partido, autodenominado “alternativa de poder”, que cambia los parámetros de su política a conveniencia, como siempre, ni se desmembró España, ni eran separatistas, ni eran malos españoles. Eran personas sensibles que prefieren espectáculos sin crueldad y sin mercantilismo millonario para gestores de plazas, apoderados y matadores que torturan lentamente a un animal. Para este ínclito partido, los toros son un negocio en Canarias y arte puro en Barcelona, ¡qué desfachatez! ¿Alguna vez nos vamos a dar cuenta los españoles de la poca vergüenza, del espíritu dictatorial y la soberbia de los dirigentes de este partido? Probablemente, su primer presidente de honor se bañe a 15 Km. de distancia de la monumental de Barcelona, como hizo en Palomares, para evitar contaminarse, en este caso de los antitaurinos, mientras, el segundo presidente de honor podrá hablar en tejano, spanglish o cualquier otro idioma, sobre las veleidades de la inculta sociedad española e investigar si Minotauro es o no el origen de las corridas de toros, y el tercer presidente, designado sucesor a dedo y gestor de correas y cinturones variados, podrá politizar el tema hasta llegar al Presidente del Gobierno, como siempre, cuando en realidad los votantes a favor de la prohibición pertenecen a otros partidos. A la vez, ese parlamentario europeo de pro, chilla mezclando el mundial de fútbol, los toros y los deportes en general. Parlamentario europeo, sus razonamientos son tan ridículos y absurdos como los que hacía en su etapa de estudiante universitario. A la vez, las reflexiones inteligentísimas de la señora de Castilla-La Mancha acerca de su nuevo ensayo sobre la libertad marcan un hito en los tabloides. Es un contrasentido que, habiéndose erigido en defensores de la vida en otros aspectos sociales, sean partidarios de la muerte en esta ocasión. ¿Saben lo que pueden hacer? Felicitar al Presidente del Gobierno por los éxitos del deporte y atletas españoles toda vez que ostenta la responsabilidad ministerial de deportes. ¡Sean valientes! ¡Vamos!




5 – A mi amigo Fausto y a mi nos gusta la ópera y los toros. Parece un contrasentido similar al que “padecía” quien fue catedrático de la Facultad de Letras y primer Director de la Cátedra de Cinematografía de Murcia, Dr. D. Antonio de Hoyos, amaba a Luchino Visconti y a Sergio Leone. Cuando trabajábamos juntos o nos veíamos, bromeábamos sobre esta “peculiaridad” y siempre decía “… el arte no solo se encuentra entre sedas, se puede encontrar en cualquier parte si existe sensibilidad…”. En la última ópera a la que asistimos Fausto y yo, disfrutamos con nuestra propia alteración por presenciar un acontecimiento digno de no olvidar jamás y en la última corrida a la que asistimos juntos merendamos, hicimos amigos y amigas, y hablamos, hablamos mucho, tanto que uno de los toros casi pasó desapercibido. Es una diferencia muy notable.

Bien, pues a pesar de mis gustos personales tengo que matizar que me ha llegado también el sentir de una sociedad distinta a la que viví cuando era joven: me niego, por mucho arte que haya, que no lo hay, a que se siga torturando vilmente a un bello animal. Es indigno de una persona que ama la vida, que la siente y que la defenderá a costa de la suya propia, como Joaquín Ruiz Baeza.

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